Desde 1980, la celebración de Los Empalaos ha sido reconocida como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Este ritual único tiene lugar en las calles de Valverde de la Vera, donde, al iniciar la medianoche del Jueves Santo, se escucha el característico sonido de las vilortas resonando.
Un participante en este acto de fe, conocido como Empalao, inicia su recorrido penitencial en cumplimiento de una promesa o voto hecho a Dios. Desprovisto de calzado y con un yugo de arado reposando sobre sus hombros, asegurado por una cuerda de esparto que también rodea su torso y brazos al descubierto. Viste una enagua blanca que le protege desde la cintura hacia abajo, y desde la mitad de sus brazos cuelgan las vilortas, cada una con tres aros, junto con una toga que representa al Crucificado. Un velo blanco le oculta el rostro, asegurado por una corona de espinas, mientras que dos espadas cruzadas se elevan sobre su cabeza.
Durante su camino, el Empalao está siempre acompañado por el Cirineo, quien se envuelve en una manta y guía sus pasos con la luz de un farolillo.